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UN CANTO A SATURNO Y PLUTON por Lía Erusalimsky


Ruptura... demolición... destrucción... subversión...
palabras terribles por sí solas para nuestras mentes programadas...

Pero es desde
la ruptura con los mandatos,
la demolición de los prejuicios,
la destrucción de los estereotipos,
la subversión del orden establecido,
desde donde se puede empezar a construir...

Estas palabras no implican necesariamente violencia
sino que, por el contrario, como en este caso,
se necesita mucho AMOR y RESPETO para con uno mismo.
Y también mucho VALOR...

Porque sólo liberándonos de la pesada carga del pasado
se puede vivir y disfrutar plenamente del presente.

Pero liberarse del pasado no significa
haberlo olvidado, sino aprendido.
Y sobretodo, haberlo y habernos perdonado.

De ese modo podremos utilizar
toda esa maravillosa energía
que llevamos dentro para vivir el ahora
en lugar de luchar contra lo que ya no es.

Y ya libres de esa carga, podremos encontrar la paz,
y con esa paz el equilibrio, como para poder decidir
por nosotros mismos en qué mandatos = valores apoyarnos.

Hasta este momento yo sólo conocía un sólo camino
para tratar de liberarme (¡el único que me habían enseñado!)
y era desde la rebeldía y la violencia.

Ahora estoy aprendiendo uno mucho más difícil...
ahora estoy tratando de hacer esta revolución
desde el AMOR...


Lía Erusalimsky

(Esto lo escribí hace muchos años, cuando cumplí los 26 y todavía sigue tan vigente como en aquél entonces…)

Encontré esta poesía revolviendo entre papeles viejos. Cuando la escribí no sabía nada de Astrología, pero ahora al leerla me dí cuenta que reflejaba un momento de mi vida muy plutoniano y saturnino, equivalente al actual momento astrológico que se está jugando a nivel mundial. Así que me fijé en mis tránsitos y la revolución solar de la fecha en que la escribí y… efectivamente!! Estaba atravesando una etapa equivalente, así que aprovecho mi deseo de compartir mi vieja poesía para hacer algunas reflexiones sobre lo que está pasando en la actualidad a nivel sociedad humana, ahora que se está hablando tanto de la entrada de Plutón en Capricornio.

Disculpen los que no entienden el vocabulario astrológico, pero para los que sí lo manejan, agregué esta información porque puede aportar más claridad al tema.

LO QUE PASABA EN MI VIDA CUANDO ESCRIBI LA POESÍA:

Cuando escribí esta poesía estaba viviendo una de las épocas más duras y negras de mi vida, pero también de las más curativas. Dos años antes había fallecido mi padre y  tiempo después rompí con una pareja que también era mi socio, por lo que perdí además de mi padre a mi pareja, el lugar donde vivía y mi fuente de trabajo, así caí en una profunda depresión. Fue necesario que Saturno y Plutón, los planetas mal llamados “maléficos”, me llevaran a través de sus tránsitos a esta crisis fenomenal, para darme cuenta que tenía que pedir ayuda psicológica. Gracias a esto pude descubrir la necesidad de terminar con el duelo por la muerte de mi padre, pero lo más importante era que tenía que revisar el tema de las figuras de autoridad en general y los mandatos heredados para elegir mi propio camino. Después de esta crisis emergí renacida como el Ave Fénix… bien al estilo escorpiano…


MI “MOMENTO ASTROLOGICO” EN ESA EPOCA:

Para los que entienden de Astrología: tenía transitando a Plutón en conjunción con  Sol-Mercurio y a Saturno en Capricornio en la cúspide de mi Casa IV y en la Solar, a dicha Conjunción en X haciendo semi-cuadratura a Saturno en XII, más la luna en conjunción con saturno natal, entre otros factores también relevantes, pero con éstos ya alcanza para entender el momento energético que estaba viviendo…

Desde mi perspectiva escorpiana, tratamos muy mal a estos maravillosos planetas que son Plutón y Saturno. Somos muy desagradecidos con ellos adjudicándoles el rol de “los malos de la película”. ¿No nos damos cuenta que alguien tiene que encargarse de hacer el trabajo “sucio”? Es decir… sin estos tránsitos planetarios no me habría podido dar cuenta que tenía que pedir ayuda terapéutica. Ni me hubiera atrevido a cuestionar todos los mandatos paternos entre otras cosas.

Así que desde mi humilde posición de humana y de Astróloga, reivindico a estos planetas para que les dejemos de proyectar todas nuestras frustraciones y dolores y agradezcamos su influencia para hacer emerger el dolor o lo que sea que esté tapado y necesitemos limpiar. Si podemos hacerlo, habremos logrado mayor madurez, ganado experiencia, seremos más íntegros y estaremos en condiciones de asumir nuestra propia autoridad.


“MOMENTO ASTROLOGICO” ACTUAL A NIVEL MUNDIAL:

Desde comienzos del 2008 que estamos viviendo un momento energético equivalente al que yo vivía cuando escribí esa poesía. Aunque esta vez se da a nivel generacional y social y nos alcanza a todos.

Desde que Plutón ingresó a Capricornio, todos los temas relacionados con la autoridad y el poder en las instituciones tomaron estado público, sacando a la luz la corrupción e hipocresía encubierta en Gobiernos, la Iglesia, el ejército, los Holdings y grupos multinacionales. Que se pueda debatir y cambiar el modelo del matrimonio (la institución más antigua) no es casual por ejemplo… que un cura cordobés se pronuncie a favor del matrimonio gay, y que pese al castigo de la iglesia, siga yendo a los medios para dar su opinión, tampoco… si leemos las noticias diariamente encontramos ejemplos donde se ve claramente la corrupción de gobernantes, jueces, policías o sacerdotes, o sea la desintegración de las viejas instituciones y la necesidad de construir otras más equitativas y transparentes.

Por supuesto que ver la corrupción y la oscuridad en nuestras figuras de autoridad o instituciones es sumamente doloroso, pero totalmente necesario. Y eso podemos hacerlo tanto a nivel personal como social gracias a la influencia de estos mal comprendidos planetas…

Cómo nace un paradigma?



¿Cómo se hace un sistema de creencias?

Por lo que ves y tocas, por lo que oyes y hueles. Luego el sistema nervioso tiene una sola función: reforzar el sistema de creencias. Las personas sólo pueden captar menos de una millonésima de los estímulos.  Y estos estímulos son los que refuerzan lo que Uds. piensan que existe. Si Uds. no piensan que existe, ni siquiera lo van a ver. De manera que el dicho "ver para creer" es al revés: "creer para ver". De aquí que si no se cree en algo, no se le ve y no se le oye, no se le puede tocar, gustar, ni oler.

Nuestro sistema nervioso ha sido programado para captar sólo un fragmento de la realidad y con estos fragmentos, que es todo lo que tenemos, no podemos ver el todo. Esa es la razón por la que vivimos alienados, fragmentados, separados de los demás, porque sólo podemos ver un poco aquí y allá. Y estos fragmentos se han estructurado como resultado de los compromisos cognoscitivos prematuros que hemos hecho. 

Por ejemplo, el ojo humano puede ver entre 3.70 y 7.90 billonésimas del espectro. Esto se puede entender, pero normalmente sólo puede ver dentro de esos límites. Todo lo que sobrepase estas longitudes de onda, no existe para nosotros. Hay instrumentos o aparatos científicos que extienden esos límites, pero sólo un poco. Lo que percibimos no es exactamente la realidad. No es el aspecto real del mundo. Es literalmente nuestra manera de mirarlo.

Las diferentes especies de animales lo ven diferente. Si uno pasea con su perro, verá que huele un universo completamente diferente al nuestro, oye lo que uno no puede oír. Una serpiente siente su medio más en infrarrojo. Un murciélago se orienta durante su vuelo a través del eco del ultrasonido. Las células del ojo de la abeja no pueden percibir los colores que nosotros percibimos, pero ven en la zona del ultravioleta. Cuando la abeja mira una flor, no ve la flor, sino la miel a distancia. Se pierde la flor, pero nosotros nos perdemos la miel. Los ojos del camaleón se mueven a lo largo de dos ejes diferentes. No podemos imaginar cómo ve el camaleón. ¿Cuál es entonces el verdadero aspecto, la verdadera textura, el verdadero sonido? La respuesta es: no hay más que infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo. De esas infinitas posibilidades coexistiendo al mismo tiempo, nosotros estructuramos una realidad perceptual. Y si ocurre que concordamos con ella, entonces decimos que ahí tenemos la prueba de que existe. 

Sir John Eccles, fisiólogo australiano, quien también ganó el Premio Nobel, dijo: No existen colores en el mundo real, no hay textura en el mundo real, ni olores, ni belleza, ni fealdad. Son todas realidades perceptuales, estructuradas en nuestra propia consciencia. Lo creamos todo mediante nuestra interacción.


Deepak Chopra - Curación cuántica

El amor negativo y la curación emocional Por: Berta Sperber

Comparto con Uds. algo que recibí por mail y que coincide por completo con el abordaje y la mirada que se hace (y con la que trabajo) desde la Terapia Corporal, así que aquí va...

EL AMOR NEGATIVO Y LA CURACION EMOCIONAL (Por: Berta Sperber)


Todo empieza con esa primera experiencia infantil en la que se comprueba que uno no es amado por lo que es, sino por lo que debe llegar a ser; en mayor o menor medida, todos somos víctimas de ese amor negativo, un amor que pone condiciones para ofrecerse.

Con el concepto de "amor negativo", que acuñó en 1967 Bob Hoffman, se explican buena parte de los padecimientos de las personas y su desconexión con el mundo emocional.

El amor negativo es la evidencia de la persona de sentirse indignada de ser amada, que viene de haber sentido que sus padres no lo reconocieron como quien era realmente, sino que se dedicaron a educarlo como quien debía ser.

Desde ahí la persona se desconecta de su propio ser y empieza a trabajar -desde muy chico-, para satisfacer las expectativas de los padres o, si sufrió mucho en la infancia, para rebelarse y ser lo opuesto a aquello que se esperaba de él.

Tal vivencia genera una paradoja emocional: "soy querible en tanto no sea quien soy y sea lo que los demás esperan de mí".

Tal condición queda grabada en el plano emocional y hace que, en nombre del amor, las personas se sometan a los demás, acepten chantajes para ser amados y se dejen manipular.

Esas personas sienten que sus propias sabidurías son algo de lo que se debe descreer.

De esta forma es como somos entrenados en vivir mal. La idea de paternidad está aprendida y se copia de los propios padres, se transmite de generación en generación.

El adulto mira al niño como alguien que no sabe nada y a quien hay que educar. No se mira al chico como a un ser que llega a este mundo sabiendo muchísimo y que lo único que no sabe es el código para expresarlo.

Como eso no es tomado en cuenta, se "graba" el rechazo al propio ser. En la vida adulta, para recuperar la conexión con uno mismo, lo primero es tomar conciencia de que todo aquello que es negativo para la propia vida fue aprendido.

Claro que abrirse a los recuerdos implica dar paso a un cúmulo de emociones que en nuestra cultura son definidos como "negativas": la rabia, el dolor, la culpa, el odio, la venganza... vivencias que un niño experimenta cuando se siente maltratado o no tomado en cuenta, pero que muy pocas veces puede expresar.

Aprendemos desde muy chicos a reprimir emociones. Pero cuando se liberan, vuelven los recuerdos y la persona empieza a darse cuenta de que, en realidad, todo lo que le pasa en su vida adulta, lo que se repite o le ocurre a pesar de sí mismo, fue aprendido de los padres, desde la concepción hasta la pubertad.

Al no poder recordar dónde lo aprendió, supone que esas desventuras son la confirmación de que hacía algo mal... Toda persona cuenta con cuatro aspectos: lo intelectual, lo emocional, lo espiritual y lo corporal.

Pero cuando somos víctimas del amor negativo, solemos tener nuestro intelecto dominando nuestras vidas.

Así, queremos resolver todo desde la cabeza, que es el más pobre de los cuatro aspectos para crecer en lo desconocido.

El intelecto siempre necesita experiencias viejas para saber como seguir. En cambio, nuestra parte emocional, la espiritual y nuestro cuerpo tienen mensajes, idiomas, percepciones rápidas y adecuadas para todas las situaciones desconocidas, que nos hacen sentir seguros.

Sin dejar al intelecto afuera, sino ocupando su justa proporción, necesitamos recuperar los tres aspectos que están relegados e integrarlos en una quadrinidad en al que cada uno aporte la información y los recursos necesarios para conformar un ser íntegro, poderoso y amoroso.

Este trabajo de integración requiere un fuerte hincapié en la apertura de lo emocional, que también es el camino hacia lo espiritual.

Cuando la persona recupera ciertos derechos, por ejemplo el derecho a enojarse por aquellas cosas que le hicieron daño, recupera el derecho a autoafirmarse en la vida, porque la rabia es una emoción muy saludable para los seres humanos en tanto pone límites y ayuda a avanzar, a ser audaz, a despegar.

Lo que nos asusta de la rabia son las formas inadecuadas de expresión; pero habitualmente se termina reprimiendo la emoción y no las formas inadecuadas, porque los padres no conocían otras formas.

Cuando la persona recupera esos derechos, ocurre que de pronto está integrado y eso no es algo muy difícil.

Lo emocional no es elaborativo, así que no necesita meses ni años de maduración: necesita "ver".

A diferencia de nuestro intelecto, que precisa tiempo para comprender, analizar, elaborar... lo emocional no, y la grabación que produce el rechazo del propio ser está en el plano emocional.

Allí donde se abre la experiencia emocional, la persona empieza a recibir mensajes de qué le pertenece y qué no, qué fue aprendiendo y qué no. Así nos damos cuenta de quiénes no somos, rompemos con una serie de creencias, prejuicios y valores mal entendidos y desde lo emocional captamos que somos seres amorosos, dueños de un amor sin condiciones, con una capacidad de compasión y perdón para los demás y para nosotros mismos que nos hace muy poderosos.

LA AVENTURA DEL CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE por Alejandro Dolina

Copio un texto de Alejandro Dolina sobre la oferta de cursos breves muy divertido y agudo!

Aclaro que estoy bastante de acuerdo con la mayoría de sus ideas, aunque opino que hay algunas honrosas excepciones. Por ejemplo algunas técnicas como Reiki, Radiestesia, etc. que por su naturaleza se puede aprender la “parte teórica” en pocos días, siendo lo más importante la responsabilidad y el compromiso del estudiante de practicar la técnica de manera exhaustiva para poder aplicarla correctamente.

LA AVENTURA DEL CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE por Alejandro Dolina

La velocidad nos ayuda a apurar los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de conocimientos.
En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "...haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos...."
Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas.
Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios.

¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado.
Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios.
A causa de este sentimiento algunos se hacen chorros. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que ahorre la espera y nos permita recibir mucho entregando poco.
Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que le hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.
Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de Si Menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.
Tales actitudes no deben ser alentadas, me parece. Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los cursos acelerados de cualquier cosa. Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente!
Gane mucho "vento" sin esfuerzo ninguno. No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo de obtener mucho entregando poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable.
¡No señores: aprender es hermoso y lleva la vida entera!
El que verdaderamente tiene vocación de guitarrista jamás preguntará en cuanto tiempo alcanzará a acompañar la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.
Los cursos que no se dictan: Aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta (es un decir). Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.

Otro curso muy indicado sería el de humildad. Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea.

Hay -además- cursos acelerados que tienen una efectividad probada a lo largo de los siglos. Tal es el caso de los "sistemas para enseñar lo que es bueno", "a respetar quién es uno", etc. Todos estos cursos comienzan con la frase "Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo. Son rápidos, efectivos y terminantes.

Elogio de la ignorancia: Las carreras cortas y los cursillos que hemos venido denostando a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno estudiaba.

Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero de la vida. De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.

Yo propongo a todos los amantes sinceros del conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.

"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
"Aprenda a vivir durante toda la vida".
"Aprenda. No le prometemos nada, ni el éxito, ni la felicidad, ni el dinero.
Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los deliciosos sobresaltos del aprendizaje".

ALEJANDRO DOLINA